continuamos con la saga de nicolas flamel, como siempre la primera pagina del libro...
Estoy cansado, muy cansado.
Y estoy envejeciendo rápido. Siento las articulaciones rígidas, he perdido agudeza visual y tengo que forzar el oído para percibir los sonidos. Durante los últimos cinco días me he visto obligado a utilizar mis poderes más veces que a lo largo de todo el siglo pasado, lo cual ha acelerado el proceso de envejecimiento notablemente. Calculo que he envejecido al menos una década, o incluso más, desde el pasado jueves. Si quiero seguir con vida, debo recupe-rar el Libro de Abraham y no puedo, bajo ninguna circunstancia, arriesgarme a utilizar mis poderes una vez más.
Pero Dee tiene el Códex en sus manos y sé que no tendré otra opción que utilizar, otra vez, mi ya mermada aura.
Y lo haré, si es que sobrevivimos.
Cada vez que se consume, me acerco más a la muerte... y si Perenelle y yo fallecemos, ya nadie se interpondrá en el camino de Dee y los Oscuros Inmemoriales. Cuando perezcamos, el mundo llegará a su fin.
Pero todavía no estamos muertos.
Y tenemos a los mellizos. Esta vez se trata de los verdaderos mellizos, de los legendarios mellizos con auras puras de color dorado y plateado. Mientras los mellizos sigan con vida, aún hay esperanza.
Estamos a punto de adentrarnos en Londres. Temo a esta ciudad sobre todas las demás, ya que en su corazón yace todo el poder de Dee. La última vez que Perenelle y yo estuvimos aquí, en septiembre de 1666, el Mago casi convierte esta ciudad en cenizas en un intento de capturarnos. Jamás volvimos. Londres ha atraído a Inmemoriales de todo el planeta: hay más en esta ciudad que en cualquier otra de la faz de la Tierra. Inmemoriales, humanos inmortales y aquellos de la Última Generación vagan por las calles londinenses con libertad y discreción y, sin duda, sé de al menos una docena de Mundos de Sombras repartidos por las Islas Británicas.
En estas tierras celtas se unen y convergen más líneas telúricas que en cualquier otro país, y rezo por que los poderes Despertados de los mellizos nos ayuden a utilizar estas líneas para volver a San Francisco y a los brazos de mi Perenelle.
Y aquí también habita Gilgamés, el Rey. Es el humano inmortal más longevo del mundo. Su sabiduría es incalculable a la vez que enciclopédica. Se dice que antaño fue el Guardián del Códex y que incluso conoció al mítico Abraham, el creador del libro. La leyenda cuenta que Gilgamés conoce todas las magias elementales, aunque, misteriosamente, jamás ha tenido el poder para utilizarlas. El Rey no posee aura. Muchas veces me he preguntado cómo debe ser eso: poseer el conocimiento de tantas cosas increíbles, tener acceso a la sabiduría de los días de antigüedad, dominar todas las palabras y hechizos que podrían convertir a este mundo en el paraíso que una vez fue... y aun así, no ser capaz de utilizarlos.
Les he explicado a Sophie y a Josh que necesito que Gilgamés les forme en la Magia del Agua y que además nos ayude a encontrar una línea telúrica que nos lleve de vuelta a casa. Pero lo que ellos no saben es que ésta es una apuesta desesperada; si el Rey se niega a hacerlo, nos veremos atrapados en los dominios de Dee sin posibilidad alguna de poder escapar.
Tampoco les he confesado que Gilgamés está bastante, bastante loco... y que la última vez que nos vimos, él pensó que estaba intentando matarle.
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